lunes, 18 de mayo de 2009

EL ADIOS A MARIO BENEDETTI

El impacto de un adiós

Deceso. El escritor falleció ayer de tarde en su casa, a los 88 años de edad

ALEXANDER LALUZ / HENRY SEGURA

"Estoy seguro que en este momento en el mundo hispanoparlante hay una verdadera conmoción". Así describía el poeta Washington Benavídes la noticia de la muerte de su colega y coterráneo Mario Benedetti.

Parte de ese impacto quedó registrado en el hecho de que fuera El País de Madrid el primer medio en dar la noticia y no sólo porque Benedetti escribió durante muchos años en sus páginas. La veneración hacia el escritor quedó evidenciada pocos minutos después cuando el diario madrileño daba a conocer una extensa nota firmada por Juan Cruz, un periodista y escritor que siempre estuvo muy cerca de Benedetti, tanto que acompañó su reciente internación en Impasa.

En ese mismo momento, en el apartamento en el que vivía el autor de La tregua y Gracias por el fuego ya estaban sus amigos más cercanos: Daniel Viglietti y Eduardo Galeano, entre ellos. Allí Mauricio Rosencof, director de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo, evocó a "un entrañable amigo" de una manera contundente: "la literatura universal sufre un desgarro", dijo y anticipó que el velatorio de Benedetti será en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, a partir de las 9 de este lunes. Que el sepelio sea mañana martes a las 10 en el Panteón Nacional del Cementerio Central, revela también la movilización popular que se espera.

Desde la Presidencia de la República se comunicó que el presidente no se referiría al hecho pero que estaría a primera hora en el velatorio. Pero el impacto en el medio político no se hizo esperar y no sólo desde filas frenteamplistas, organización en cuya génesis participó el escritor. Desde el Partido Nacional, el senador Jorge Larrañaga expresaba su tristeza a través de un aviso fúnebre, que se sumaba a los adioses de otros colegas. "Hemos sentido y aprendido mucho con él y, seguro, lo llevaremos con nosotros, siempre", decía Marcos Carámbula. "Chau Mario, hasta pronto... Llevale un beso a Idea", escribió la ministra Daisy Tourné en su facebook, para enseguida transcribir el poema La vida ese paréntesis.

También recordando algunos de los momentos más altos de la obra de Benedetti (Montevideanos o Poemas de la oficina), Hugo Achugar, Director Nacional de Cultura del Mec, declaró conmovido que "no es una pérdida uruguaya. Es una pérdida innegable para toda América Latina. La popularidad, el reconocimiento y la trascendencia de su obra es innegable".

Eduardo Galeano, cercado por la emoción, el dolor, fue parco y preciso en las palabras que pronunció en la tarde de ayer ante la prensa. "Bendito sean los hombres y las mujeres honestos y generosos como él", dijo y añadió que su silencio se debe a que "soy enemigo de la inflación palabraria, no sólo de la monetaria, y me parece que el dolor se dice callando". Un silencio que, en la ausencia de sonido resuena el dolor de una pérdida mayor: con el fallecimiento de Benedetti "termina toda una época", como sostuvo ayer el periodista y escritor Mario Delgado Aparaín, recordando que esta pérdida física despide también a la Generación del 45, aquella camada pionera de nuestras letras, el pensamiento, la crítica, que dejó un legado compartido en el que gravitan nombres como los de Juan Carlos Onetti (1909-1994) e Idea Vilariño (1920-2009).

Más cercanas aún a lo afectivo, a una intimidad construida en muchos años, fueron los pensamientos de Washington Benavídes. "Fuimos amigos -dijo a El País-, estamos en líneas muy distintas pero siempre consideré que en esa profusa creación hay un material válido que pienso que ha superado décadas (...) Creo que era un escritor que escribía una poesía muy directa, coloquial, comprometida y después con las décadas se fue haciendo también más intimista".

Acercándose a este pensamiento, Hortensia Campanella, directora del Centro Cultural de España y autora del libro Mario Benedetti, un mito discretísimo (2009) señaló anoche a El País que "lo más importante, sin duda, de la obra de Mario es cómo llegó a tantas generaciones, tocando sus sentimientos y emociones". Esa escritura, agregó Campanella, tocó a generaciones muy distintas y también de lugares muy distintos. "Hace un momento -recordó- mi hijo me decía que había entrado en los comentarios que la gente de España hace en la web sobre las noticias acerca de la muerte de Mario, y que ahí se notaba la espontaneidad del dolor y del aprecio que la gente le tenía".

Campanella volvió sobre una definición que el escritor Carlos Maggi había dado de Benedetti: "Carlos decía una cosa muy bella, `Mario siempre estaba a favor de la vida`. Me gusta mucho esa frase porque lo define tanto en lo personal como en su vocación de compañero, literato y como un gran polemista". Facetas que cultivó con apasionada dedicación, y que estuvieron siempre marcadas por sus compromisos políticos, ideológicos. Algo que supo transmitir a otras generaciones de escritores, a quienes siempre acompaño desde la lectura, el apoyo y el consejo crítico.

El País Digital www.elpais.com.uy

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