Por Michel Croz
Hace algunos días atrás nos enteramos de que el Teatro Municipal de Rivera será privatizado.
El Teatro Municipal se transformará en una lujosa sala de convenciones o un teatro pop star, anexado a un hotel 4 estrellas.
No somos contrarios a inversiones económicas o turísticas. No. Somos sí, radicalmente contrarios, a que la gente de la frontera (Rivera y Santana) perdamos este espacio para nuestras actividades culturales y sociales.
No tenemos cine, tampoco Museo de Arte (los esmirriados saloncitos son una vergüenza y una entelequia. Su director, hace 50 años intenta revertir esta situación, sin éxito). No tenemos Casa de Cultura. Ahora nuestro Teatro, antiguo cine América, será expropiado con total complacencia de la Intendencia Colorada de Rivera.
Su arquitectura siempre fue destacada en el interior del país, por su escenario de estilo italiano y su sala de 500 butacas. Esta infraestructura será el esqueleto sobre la cual se construirá el nuevo teatro fashion. En ella actuarán elencos internacionales, con producciones internacionales y con precios internacionales, para turistas internacionales.
Los fronterizos, nosotros, seremos desplazados a ser meros espectadores (nunca protagonistas), siempre y cuando podamos pagar. Ce la vié, nos quieren hacer creer. Es la perversa ley del mercado, dirán unos. El teatro es tan solo un negocio, dentro del multiestelar negocio de los hoteles caros, dirán otros.
Nosotros diremos: no vamos a dejar que nos colonicen (¡ya tienen calle Sarandí!). Queremos un teatro municipal y popular, abierto a todos y a todas.
El Teatro dejará su huella como referencia en la cultura y el arte local. ¿Dejará?
Es cierto que el Teatro se venía barranca abajo, decadente gracias a la pésima administración de la dirección de cultura local (que entre otras cosillas había desactivado la Comisión de Apoyo y dejado sin ningún tipo de apoyo a grupos de artistas de las artes escénicas).
Teatro que fue mejorado por fuera (solo), y por dentro: a sentarse abrigado en invierno y casi desnudo en verano.
Lo peor: pagar alquiler sin tener derecho a nada, por que nada es no tener ni audio, ni luces propias. ¿Qué se puede esperar de la gestión de una dirección de cultura sin presupuesto propio? Si la cultura es la “raspa”, el Teatro (y las artes escénicas) son el resto de la olla de la cocina municipal.
Nos sentiremos medio huérfanos (si pasa lo que parece que va ha pasar). En el Municipal pasaron desde muestras de danza de las academias, hasta presentaciones de grupos de estudiantes de liceos y escuelas. Desde actuaciones de grupos de teatro (como nuestro TTI, que el año pasado presentó “Bodas /Versión/ de Sangre”), hasta conciertos de música clásica, murgas o exposiciones de artes plásticas. Actividades tan diversas: como el foro Kizomba de Mundo Afro, o rituales de logias masónicas.
Ya se siente “saudades”. Nosotros participamos del evento de arte integrado “El tiempo es arte” junto a Candeá e Hipotálamo, grupos de jazz y bosa nova de Tacuarembo, hace solo algunas semanas atrás, y ya son historia.
El inquieto Daniel Colistro, director del grupo de teatro independiente Amigarte, me comentó que pisarán las tablas por última vez el 30 de agosto.
Les tocó la agridulce tarea de despedir al Teatro.
El 1º de Octubre expropian el Teatro. Closed. Kaput.
El miércoles 30 de agosto todos los artistas, todos los trabajadores de la cultura y todos los espectadores, todos los que tenemos vergüenza propia y ajena, nos reuniremos a celebrar el teatro de Amigarte y decir NO a la privatización, en un intento por resistir y revertir la decisión privado-municipal.
De eso se trata, de que el 30 de agosto, no figure en las efemérides de la historia local como el nefasto día en que nos terminaron de robar el Teatro Municipal.
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