Las cenizas de José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998, reposan desde hoy en Lisboa. Al cumplirse el primer
aniversario de la muerte del escritor, Pilar del Río, su compañera durante los últimos 24 años, ha depositado la urna bajo un olivo trasplantado de Azinhaga, pueblo natal del novelista, frente a la que será sede de la Fundación José Saramago, en la emblemática Casa dos Bicos, junto al río Tajo. Ha sido un acto sencillo, emotivo y simbólico, en el que Violante, la hija del escritor, ha colocado junto a las cenizas un ejemplar del libro Palabras para José Saramago, editado para la ocasión, y que el alcalde de la ciudad, António Costa, ha cubierto con tierra de Lanzarote, donde Saramago vivió desde 1993. Gabriela Canavilhas, ministra de Cultura del Gobierno saliente, intelectuales, familiares y amigos han estado en la última despedida. Y también, varios líderes del Partido Comunista, al que Saramago estuvo afiliado hasta su muerte.
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